La lucha de las mujeres por ser Universitarias

La lucha de las mujeres por ser Universitarias

Les prohibieron la entrada, cuando algunas mujeres decidieron ir a la universidad, luego se les permitió entrar de nuevo, pero con permiso de las autoridades. Las pioneras del siglo XIX comenzaron a ir a la Universidad gracias a un vacío legal, no estaba prohibido, porque nadie había pensado que una mujer quisiera estudiar.

La primera mujer que se matriculó en España fue María Elena Maseras Ribera en 1872 en la Facultad de medicina en Barcelona,  Dolors Aleu i Riera en septiembre de 1874 se convirtió en la primera mujer licenciada de España en 1882, Martina Castells y Ballespí fue la segunda en alcanzar el doctorado el 4 de octubre del año 1882, el mismo año que las anteriores, todas en medicina.

Maria Isidra de Guzmán y de la Cerda doctorada en la Facultad de Artes y Las Letras humanas por la universidad de Alcalá en 1785, fue la primera mujer en doctorarse gracias al permiso del rey Carlos III.

Se fueron matriculando varias chicas pero no se les emite el título porque tiene carácter profesional y no podían ejercer. Antes en 1849 la tradición cuenta que Concepción Arenal se disfrazó de hombre para poder estudiar Derecho en la Universidad de Madrid.

En 1882 un decreto real  terminó con el vacío legal y suspendió la admisión de mujeres en la Enseñanza Superior. A las que habían terminado se les daría el título pero para consultas privadas.

Seis años después en 1888, otra real orden acuerda que sean admitidas como alumnas de enseñanza privada. Si alguna solicita matricula oficial, será la Superioridad la que lo resuelva según el caso y las circunstancias.

Tenían que pedir  permiso al ministerio de Instrucción Pública y conseguir que todos los profesores firmaran el impreso de matrícula comprometiéndose a garantizar el orden en el aula.

No dejaban a las mujeres que se moviesen libremente por las facultades y escuelas, tenían que ir acompañadas por sus profesores y no se podían sentar con chicos. Hay que tener en cuenta que en aquella época no podían salir solas a la calle, ni a la modista, ni a la iglesia…

El verdadero cambio se produjo el 8 de marzo de 1910 que un decreto establece que concedan sin necesidad de consultar a la Superioridad, matricularse en enseñanza ya fuera oficial o no a las mujeres. Esto fue poco después de que Emilia Pardo Bazán fuera nombrada consejera de Instrucción Pública.

La nueva norma autoriza por igual a hombres y mujeres, por lo que hay menos dificultad y retraso en la tramitación. También en ese año se permitió que las licenciadas pudieran presentarse a oposiciones para profesoras de instituto y universidades o trabajar en bibliotecas y archivos. Empiezan a estudiar a partir de entonces  Filosofía, Letras y Ciencias, que antes no tenían salidas profesionales para ellas.

Durante las primeras tres décadas del siglo XX la educación femenina avanza de forma significativa, el número de alumnas se dispara en los años 20, de 21 pasan a 2000 en 1935.

En 1915 se crea en Madrid la Residencia de Señoritas, impulsada por la Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas. La idea partió de María de Maeztu que pensó en un lugar en el que estuviesen como en familia.

En la Residencia tenían actividades lúdicas, académicas y de formación cultural. En 1933 desde la misma residencia partía un autobús que iba directamente a la Ciudad Universitaria.

A partir de 1939 desde el Régimen franquista no se apoya la llegada de las mujeres a la universidad, pero no se llega a limitar por ley su acceso. Si las chicas de 18 años iban a la universidad era porque tenían el respaldo económico de su familia y por lo tanto la autorización.

En 2008 el 54% de los estudiantes eran mujeres. Pero su presencia en todas las carreras no era igual. En la actualidad la asignatura pendiente sigue siendo la rama de Arquitectura e Ingeniería.

Seis de cada diez titulados y apenas el 15 % de los catedráticos son mujeres. Actualmente hay 11 mujeres Rectoras en las 77 universidades españolas, la primera fue Elisa Pérez Vera, rectora de la UNED entre 1982 y 1987 y después Magistrada del Tribunal Constitucional.

Las cifras demuestran que a pesar del asalto a las aulas, las mujeres tienen pendiente la conquista de los encerados y los despachos de la universidad.

Emilia Pardo Bazán
Emília Pardo Bazán

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María Elena Maseras Ribera

 

 

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