La puerta de La Sangre y la leyenda del Prado de los Ahorcados, Toledo

La puerta de La Sangre y la leyenda del Prado de los Ahorcados, Toledo

Muchos de los visitantes e incluso habitantes de Toledo desconocen que sobre el Arco de la Sangre que da paso a Zocodover se encuentra una pequeña capilla con un importante Cristo del mismo nombre. En Semana Santa en esta céntrica plaza observarás cómo la capilla abre los ventanales y deja ver lo que allí se esconde.

El que hoy se conoce como «Arco de la Sangre» fue parte de la muralla del Alficén en tiempos de la invasión musulmana. El actual arco posiblemente fue una puerta que comunicaba la Alcazaba con la Medina. A esta puerta se la llamaba bab-al-Yayl (puerta de los caballos) y más tarde Puerta Alfadá o de la Explanada.

Se llama así porque sobre este arco de herradura se oculta la imagen del Cristo de la Sangre, en una pequeña capilla normalmente cerrada que es visible desde la Plaza de Zocodover. La imagen proviene de una vieja cofradía fundada en tiempos de Sancho III, pero la capilla no fue instaurada hasta el reinado de Enrique IV. Este característico lugar se debía a la costumbre árabe de colocar un oratorio sobre algunas puertas y arcos para que tuviese un buen viaje todo aquél que salía de la ciudad y cruzaba la puerta.

Se cree que esta capilla tenía tres balcones, que solían abrirse cuando anochecía y dejaban ver la sagrada efigie de El Cristo de la Sangre. Este pertenece a la Cofradía que bajo la advocación de Preciosa Sangre de Cristo fundó el rey D. Sancho el Deseado, para asistir a los reos que estaban condenados a muerte.

Tras la Reconquista gracias al Cid Campeador, se fundaron La cofradía del Cristo de la Sangre que prestaba asistencia espiritual, y la cofradía de la santa Caridad que sufragaba el entierro de los ajusticiados. Estas cofradías desempeñaron un papel muy importante durante siglos. Muchas personas sin recursos morían de algunas enfermedades o heridas, ahogados en el río Tajo o ajusticiados y estas buscaban los medios para enterrarlos

Los cadáveres de los fallecidos eran expuestos en el centro de Zocodover en una especie de templete ovalado cubierto con una cúpula llamado «Clavicote», buscando que la gente proporcionara las limosnas para facilitar su enterramiento. Cuando había algún evento en la plaza, este Clavicote era transportado hasta quedar bajo el Arco de la Sangre.

Hacia el año 1814 se retiró de Zocodover el «jaulón de madera» conocido como el clavicote, y en 1830, se anota posiblemente la que sería la última ejecución pública en esta plaza donde tampoco ya se daban corridas de toros. Cuando bajaban al hospital del Cardenal, en la capilla que hay arriba, se acostumbraba a decir Misa, para que no se quedasen sin oírla los que estaban vendiendo. Cuando estaba la Misa dejaban de trabajar.

Durante la Guerra Civil, se incendió el edificio y se quemó el archivo que se conservaba en la capilla. La forma en que se comportaba esta Cofradía era la siguiente: una vez que se emitía la sentencia de condena a muerte, por el tribunal o autoridad oportuna, y se señalaba la fecha de entrada del reo en Capilla, la autoridad lo comunicaba a las dos Cofradías y estas actuaban inmediatamente.

Primero lo hacía la Cofradía de la Santísima Sangre de Cristo, instalaba la Capilla en la habitación que el Alcaide de la Cárcel les indicaba, retirándola después de efectuado, y entonces, la Santa Caridad se hallaba presente en el acto de la comunicación al reo de la sentencia.

En el momento de la salida para la ejecución, se hacían cargo de él los cofrades de la Santísima Sangre de Cristo. Desde ese momento recorrían la ciudad implorando limosnas para los gastos. La Cofradía de la Santísima Sangre de Cristo acompañaba al reo hasta el momento de ser ajusticiado, retirándose y dejando de pedir limosnas desde ese momento.

El cuerpo, transcurrido el tiempo que la autoridad señalaba, era conducido en unas andas, portadas por los Hermanos, antiguamente al Clavicote instalado en Zocodover y posteriormente al Cementerio que la Cofradía poseía en el Pradillo del Carmen y que posteriormente se trasladó a la Vega Baja.

La destrucción de esta zona de Zocodover en la Guerra Civil afectó directamente a la capilla (ya había sufrido al menos otro incendio en 1589). El actual arco que conocemos fue reconstruido en 1945, pues prácticamente fue destruido durante el asedio al Alcázar:
Como se puede suponer, el Cristo que actualmente se encuentra en la capilla sobre el Arco de la Sangre es una réplica, pues el original fue destruido en el mencionado asedio.

Las ejecuciones se realizaban fuera de la ciudad, al lado de la puerta de Bisagra, en el lugar que se llamó el brasero de la Vega, donde eran ajusticiados los reos de la inquisición. Justo al lado del Arco de la Sangre se encontraba la Posada de la Sangre, donde Cervantes sitúa su novela «La ilustre fregona». Todo el conjunto quedó destrozado en la Guerra Civil y solo quedó milagrosamente en pie el arco de la Plaza de Zocodover. Junto al Arco reconstruido hoy en día se erige una estatua de Cervantes.

Leyenda del Prado de los Ahorcados

Dice una leyenda toledana que Agustín Moreto, un célebre autor teatral del Siglo XVII, con injusta fama de pendenciero y espadachín, se refugió una noche de tormenta bajo el Arco de la Sangre, a la salida de la Plaza de Zocodover, en Toledo.
Allí un mendigo le puso en las manos una nota plegada y, sin mediar palabra, desapareció rápidamente.
En la nota ponía “Si sois hombre, si os tenéis por caballero, esta noche a las doce en el Prado de los ahorcados, os espero”
Como Moreto era hombre valiente, acudió a la hora fijada a aquel lugar maldito, pero en ese paraje solitario no había nadie. Cuando iba a regresar, notó un movimiento y observó aterrorizado que un cadáver se mecía colgando de la horca.
Y aquel hombre ahorcado empezó a moverse y a señalar con el dedo un lugar cercano, allí donde había dado muerte por una imprudencia, a su amigo y tambien poeta Baltasar Elisio de Medinilla. Moreto contempló con horror que se trataba del cadáver de su amigo.
Una versión dice que Agustin Moreto murió de miedo allí mismo y otra que se desmayó y envejeció muchos años en una sola noche…

La realidad es que Agustín Moreto fue un gran autor teatral que terminó sus días como clérigo en Toledo, con cargos en diferentes establecimientos hospitalarios y religiosos. Medinilla fue un poeta y autor, amigo de Lope de Vega que murió asesinado y ese debe ser el origen de la leyenda…

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4 comentarios en “La puerta de La Sangre y la leyenda del Prado de los Ahorcados, Toledo

  1. Hoy dia es lamentable que al ver el arco se quejan por su aspecto sencillo sin adorno. La historia esta despreciado por los que se quejan. No se si esperaban ver una version de Las Vegas, aqui en el capital del Imperio mediaeval. Triste. La historia compleja y las leyendas curiosas son fuentes de informacion para disfrutar y apreciar. Tome nota, tome apuntes!!!

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    1. La historia de este lugar es maravillosa y es lo mas importante. Es una pena que el edificio se destruyese durante la Guerra Civil, aunque luego fue reconstruido y podemos hacernos una idea de lo que fue. Muchas gracias Michael por tu comentario. Un saludo 🙂

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