“Armarse la de Dios es Cristo”

“Armarse la de Dios es Cristo”

Constantino simpatizaba con los cristianos y bajo su mandato consintió a estos reunirse abiertamente y a profesar su religión sin temor a represalias. Pero sucedía que los seguidores de Cristo no llegaran a ponerse de acuerdo en cosas como si Jesús era o no era Dios.

Esta expresión “armarse la de Dios es Cristo” se emplea para hablar de disputas colosales en las que todos gritan y nadie se entiende. Algo así debió ocurrir en el primer Concilio Ecuménico de Nicea celebrado entre el 20 de mayo y el 25 de julio del 325 d. C, convocado por el Emperador Constantino I el Grande y presidido por el Obispo Osorio de Córdoba.

En dicho Concilio se trataba de discutir sobre las dos opiniones que chocaban, sobre la naturaleza humana y divina de Cristo. De un lado estaba Arrio (Presbítero de Alejandría que llevaba con esta idea desde el 318 d. C), que decía que Cristo era hijo de Dios, pero no Dios mismo , apoyado por el prestigioso Eusebio de Nicomedia; por otro lado estaba la teoría de Alejandro (Obispo de Alejandría), representante de la “corriente oficial” que establecía que Cristo era verdadero hombre y también verdadero Dios, teniendo por tanto una doble naturaleza.

Para los católicos decir Hijo de Dios, es hablar realmente de Dios Padre, pero para el griego Arrio, el Hijo de Dios sólo posee una divinidad secundaria, osea que no es realmente un Dios eterno, infinito y todopoderoso.

También existe la polémica entre los trinitarios que creían en un dios trino, y los arrianos, que creían que Jesús no era parte de una trinidad divina sino que era el Hijo de Dios, pero no dios mismo.

Probablemente, la expresión nació a raíz de estas disputas teológicas, no libres de trasfondo político, que en nuestro país se solucionaron a nivel popular entre los católicos hispanorromanos y los visigodos que nos invadieron y que defendían el arrianismo, es decir, herejía que rechaza la divinidad de Cristo.

Entre estos dos grupos había grandes enfrentamientos violentos y cada vez que se desafiaban la gente decía. “ya se armó la de dios”

Tan piadosos señores serían muy cristianos, nadie lo pone en duda, pero también bastante groseros si los juzgamos por los gritos que allí debieron originarse. Así que entre voces y desgañites, el concilio dio como resultado la proclamación como hereje de Arrio y sus amigos y la introducción en el Credo católico de eso que decía, hablando de Jesucristo: «Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza que el Padre…»

Esta sería la tesis mayoritaria.  Jose María Sbarbi y Osuna, sin embargo, cree que «armarse la de Dios es Cristo» tuvo su comienzo en el miedo que les entró a los judíos que mataron a Jesús por los temblores de tierra y tormenta y el eclipse que se produjo en el Calvario y lo dejó en penumbra, en el mismo momento en que Jesús expiraba. Entonces, y solo en ese momento, más de uno se convenció de que Él no era otro más que el Hijo de Dios, y es muy posible que exclamara lo de «Dios es Cristo» con tal de no ser tragado por la tierra.

En este vídeo explica muy bien todo lo referente al Concilio de Nicea